miércoles, 9 de diciembre de 2009

...Para un caballero nocturno

El frío océano de la noche no se apiada ni siquiera del ser más miserable de la tierra.


El recalcitrante sonido de la injustica penetra hasta la más pequeña de las células 
y los dedos que han escrito con sangre su propia historia se quiebran como un débil cristal.


Oscuridad, hielo y muerte vuestras fieles compañeras de camino; 
lastiman, hieren, pero os harán fuerte con el paso de del tiempo.


Caminante nocturno, guerrero anónimo, valiente caballero se os ha encomendado la más cruel de las misiones: 
sonreírle a la inclemencia y besar con pasión desmedida el dolor.


Vuestras lágrimas purificarán un mundo podrido 
y tu historia hará que el suelo que pisas se llene de gloria.


Habrás de cumplirlo a cabalidad con fuerza de diamante y el corazón de hojalata, pues has de resistir cualquier batalla y has de ceder por amor.


Qué los vientos os guíen y el honor os escude

jueves, 12 de noviembre de 2009

Heridas De Cristal

La nubes pesan en el cielo, está tan escuro que mis ojos se esfuerzan por conseguir algo de luz. Es engañoso el clima que me sonrió en la mañana con un brillante sol y ahora me intimida con tanta oscuridad y frío.


Mis manos están heladas y siento el viento cortando los pequeños vestigios de mi poca piel desnuda.


Miro el reloj, ya casi es la hora de verlo, mi estómago se encoge en el interior de mi cuerpo y continúo caminando imaginándolo ahí, esperándome.


A lo lejos lo veo y acelero mis pasos para alcanzarle. Sonriente y distraído, infantil y varonil, un hombre con complejo de Peter Pan está sentado bajo es olvidado árbol asfixiado por la ciudad. Mi sonrisa se convierte en un movimiento involuntario cuando levanta su mirada y la clava en mí.


Se levanta y mis manos ya no están a punto de quebrase a causa de la hipotermia. Cruzo la calle sin perderlo de vista, pero al estar a sólo un metro de él veo cómo la tristeza se arrastra hacía su rostro que se obliga a sí mismo a mantener un ficticio manto de normalidad.


Sus miedos tocan mi corazón, mi sonrisa se marcha para dar paso a una mueca de dolor. Él sigue ahí, inmóvil sonriente y con lagrimas de dolor conteniéndose en la comisura de sus ojos.


Sus pupilas reciben un universo que se desmorona frente a él, a mi alrededor, su mundo se pierde en la ansiedad y el vértigo; yo sigo tan inmóvil como él descifrando sus pensamientos.


Su voz se quiebra con apenas un pequeño saludo…acabo de notar que no sólo es la suya la que se rehúsa a ser continua.


Tengo miedo, no puedo tocarlo y arremete con toda su furia la duda y la impotencia… no quiero preguntar, no sé de qué se trata y sé que no me lo dirá ¿para qué obligarlo a algo que le causa dolor?¿Acaso no lo hiero todavía más?...


Pero ahora sus pesadillas serán las mías.


Tengo miedo de que tenga miedo… me lo imagino en el ojo del torbellino esperando a que el viento arrastre toda su agonía y a él con ella. Con la inseguridad como estandarte y la duda por himno mi brazo se mueve muy despacio y mis dedos tocan ligeramente los suyos, no tengo la suficiente fuerza para consolarlo cuando siento que necesito su consuelo.


Ese Peter Pan cierra los ojos y me abraza como si jamás pudiera hacerlo de nuevo, caigo de rodillas y él evita mi caída, pero cae conmigo. Mis rodillas se estrellan con el suelo y pareciera que pudieran quebrarse, aunque nada se compara con lo que siento por su miedo.
Mi cabeza es ahora un campo de batalla y las ideas se aglutinan en mi cerebro formando el más grande de los alborotos.


Entre todas las voces surgió una que acalló a las demás “Corta, hiere, te lastima”… Mi dolor ya no era sólo sentimental a causa del suyo, ahora sentía líneas frías rozando mi piel, la presión que aquel Peter Pan personal ejercía en nuestro abrazo intensificaba la profundidad de las cortadas.


Su rostro rozó mi mejilla y sentí como mi carne era desgarrada por algún extraño filo de navaja.


Me destrozó.


Ahora yo estaba sangrando, mis mejillas se convirtieron en fuentes de un cálido líquido escarlata, mis brazos comenzaron a humedecer mi chaqueta completamente rasgada y mi vientre parecía estar haciendo lo mismo que mi rostro…


Me miró con ojos de disculpa y con sus manos convertidas en puntiagudos diamantes tomó mi rostro y me besó…sus labios cortaron los míos, sentí el sabor a óxido cuando terminó el doloroso contacto… parpadeé una sola vez y él estaba allí… cubierto por una extraña capa tridimensional de cristales filudos, los causantes de mis heridas.


La piel de su rostro parecía tan limpia como de costumbre, pero yo notaba pedazos de alguna clase casi invisible de gema saliendo de su frente, de su cara, de sus labios, de su cuello, de sus brazos, de sus manos, de su piel, de su alma…


Sus lágrimas ya no seguían la ruta de la curvatura de sus pómulos, ahora era más difícil atravesar todas esas cortantes montañas y se desviaban de manera irregular.


—Deberías tener miedo— dice la voz de mi cabeza robándose la entonación del hombre que tengo tan cerca. Solté una carcajada mental en respuesta a esa expresión ¡¿Acaso no notas lo aterrada que estoy?!


La imagen comenzó a ser borrosa, se distorsionó, parpadeé una sola vez y el agua brotó dejando un húmedo rastro de sal que ardía en mis heridas.


****************


¿Qué había sucedido? Todo había cambiado de repente… yo seguía al otro lado de la acera (dejavú), aún no había cruzado… enterrada en el suelo como una estatua (recuerdo) mirándolo y era él quien al verme estática cruzó el mar de carros.


¿Por qué estás ahí parada como piedra?¿Te petrificó alguna Medusa? O ¿Qué?— 


Me preguntó con aire despreocupado mi pequeño Peter Pan cuando logró alcanzarme; lo miré fijamente, pero no había rastro de tristeza… ahora fue a él quien se le desvaneció la sonrisa (cambio de papeles) pasé mis manos por mi cara esperando encontrar profundas heridas y el líquido vital y escandaloso del que estoy llena, miré mis dedos y una gota de lluvia impactó contra el rastro de líquido cristalino…no escarlata.


Él me vio algo confundido y se acercó demasiado a mí como si intentara ver algo muy pequeño en mí, concentró su mirada jugetona en mi mejilla y lamió mi otra lágrima.


–No tengo ni la más remota idea de por qué provino esa lágrima, pero ahora me bebí lo que quedaba de tu angustia y ahora será mía, la compartiremos aunque no me quieras decir por qué sufres—


(Dejavú + recuerdo + cambio de papeles) Quedé estupefacta 
“Ahora tus pesadillas serán las mías”
Repetí en mi fuero interno. No pude más que sonreírle.


Esta vez fue él quien dudó y tomó mi mano como si fuéramos dos pequeños niños que van a algún lugar especial que será recordado por ambos el resto de la vida.
No tendré el valor suficiente de sanar tus heridas con mis propias manos, pero te ofrecería mi sangre si eso te ayudara en algo. Lavaría tus cristales con mi sangre para encontrar la manera de fundirme contigo…


Vi tu alma, me heriste la piel, sentí tu dolor el que  intentas ocultar.
Por ahora sigue mintiéndome mi dulce Peter Pan, sigue sonriendo porque yo lloraré por los dos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

HOJA A LA DERIVA






Otra mañana pequeña y
sin luz… mis párpados cerrados
 y mi consciencia inmóvil.

Ya había amanecido y
parecía que el mundo
 se llenaba de luz, no
 era esa la manera en la
 que acostumbraba a recibirme.
Mi cabeza daba vueltas
 hasta que lo recordé…

No es verdad que
pequeños seres voladores
 invadan el centro del
organismo;  por casualidad
intentaba distraerme y lo
único que conseguía  era
notar que las ‘mariposas’
se convertían en un amplio y
profundo agujero negro.

Un extraño espacio
lleno de ansiedad
vació cualquier posibilidad de
imaginación. No se me
estaba permitido abrir
paso a ninguna imagen,
si lo hacía era probable que
mi cobardía tomara posesión
de un cuerpo sin forma;
Uno que se comprimió
hasta su desaparición, uno
que perdió el marcador
 regular de su respiración,
uno que olvido que el
brillo no provenía de él.

Perdona estos garabatos,
pero conoces mi torpeza
y sin duda yo también
probé la tuya…
Caminar era una tarea
en la que puse toda mi
concentración, uno tras
otro nuestros pasos dejaban
atrás un rastro que jamás existió.
Tus ojos eran mi juicio,
por eso los míos se
perdían en el superficial,
pero no menos inspirador,
polvo del asfalto…

Control, control, sabía
que lo necesitaba ¡desquiciado
el momento en que esa
noción se perdió!

Las palabras se amotinaron
en mi contra y se engaban
a tener sentido o color….
¿Color? Verde, verde era lo
único que veía, no era
necesario más para ubicar
mi tiempo y el espacio.


Concentrarse en nuestras
temblorosas y tímidas
manos no ayudaba en
nada a mi desgastada
gravedad…
Hojas sobre el suelo,
hojas sobre nuestras cabezas,
hojas arriba, hojas abajo…
¿A caso podría tener algún
significado?

Aquello que cae permanece
en el suelo, pero
yo apenas había soltado
ese grueso lazo que me unía
a las ramas de mi árbol y ahora
me encontraba flotando a
merced del viento.


Una cerca, un espacio
destinado al sinsentido,
el mundo se encogía y
quedó reducido a ese prado.

Silencio, un silencio que
no era como los otros,
aquel silencio no era
inerte, un silencio que
se negaba a ser lo que
era, un silencio que
olvidó su función, ese
silencio que estremeció
hasta aquello que ignoraba
que lo hacía.

El calor de tus brazos
sobre la fragilidad de mis
sensaciones hacía que nada
más importara ¡cierra los
ojos, perturbada consciencia!

Era difícil que los
temblores me guiaran:
·         Posibilidad de
auto control   =0%
·         Cabida de respiración
regular           =0%
·         Sentido lógico de este
promedio        =0%
fundirse en el momento
que compartíamos fue
lo único ‘racional’ que
pude oír. ¿Oír? ¿A quién
oí? ¿Qué fue lo que
escuché? ¿Otro producto de
mi mente alucinada? No,
eso no era racional en
absoluto… y ¿qué importaba
si lo era o no?

Años de evolución
fue el costo de la
razón y por un único
motivo anulé la capacidad
de pensar: tu difícil respiración
sobre mi cuello
o ¿era la mía la que se me
hacía imposible?

Mis venas a punto de
estallar, la exagerada
corriente de sangre en
mis delatoras mejillas
y tus labios sobre los
míos impidiendo cualquier
objeción.

No es verdad que se
llega al cielo, no es cierto
que tocas las estrellas…
A cambio sentía el tripe
de la fuerza que sufrió
la manzana de Newton,
mis pies quedaron atorados
justo ahí, no había ninguna
diferencia entre nosotros
y la tierra…


Me rendí, perdí cualquier
conexión con el tiempo, dejé
de respirar, parecía una
niña fascinada por su
primer descubrimiento.

El sol ardía sobre
mis piernas, pero olvidaba
sentir y lo olvidé por
completo. Caí como la
pequeña hoja del árbol
y ahora estaba tendida sobre
el suelo sin querer mover
un solo músculo.


Pero mi complejo de
hoja hacía que me
meciera y era todo lo que
quería: Mecerme hasta
extasiarme en paz.

Adicción, lo que resta
es adicción, una hoja
que pierde su pigmento
verde para dejar salir
los tonos rojos y naranjas
que bien sabes distinguir.



Han pasado varios días desde aquella mañana y todavía me cuesta creerlo…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El final de la existencia


Suspiro y miro mis manos húmedas
¿Es concebible una lágrima sin razón?
Levanto mis ojos y ahí está ese cuerpo desnudo
Y frágil frente a un espejo invisible.

Aquella figura está separada de su propio cuerpo,
está arrugado por el paso de los años,
está manchado por las inclemencias del clima,
está descolorido por el transcurrir el tiempo.

Aquella figura es ajena a la corporalidad misma,
a la locura misma, a la soledad misma
a la vida destinada a las heridas.

Marcas naturales han causado cambios irreparables
y la vejez de su carne apenas se compara con lo
ajado de esa coraza física de piel que carga sobre sí
todo un pasado, de la misma forma en el que está
escrito el antiguo codex gigas.

Mis ojos ven un cuerpo sin rostro, un marco roido por la
Crueldad de la vida, ¡ha sido tan corto el lapso y tan profunda la mutación!
Heridas que muestran lo monstruoso del ambiente,
Lo particular de un estilo de vida, lo delicada y lo roto de la sensibilidad
Que a través de los años la ha hecho más fuerte.

La belleza se ha ido, aunque soy consciente de que nunca la he tenido,
el vigor de mis huesos se lo consumió por completo mi historia
y el dolor de un ataque general de debilidades han calado mi alma.

He envejecido y mi vida no será escrita con las estrellas en el firmamento,
amé tanto como odié y sonreí el mismo número de veces que lloré.
crié el futuro a mi modo y ahora el futuro se olvidó de mí, no quiero
extender mi existencia “lo hecho, hecho está” y lo que me llevaré a la otra vida
serán mis recuerdos, la paz no está en las nubes al lado de un dios
que toda la vida ignoré, pero ahora sólo espero que haya algo para mí
después de esta vida.

¿Duele morir? Siempre creí que era de cobardes adelantar su propia muerte,
pero no lo creo justo ahora, mi ciclo terminó. Mi despedida fue sutil
y no muchos notaron que sería definitiva, pero he cumplido con mi destino
y el amor de mi vida me está esperando al otro lado del océano desconocido
y perturbador que ha generado tantas leyendas e historias.
me hundiré en el mar de la muerte con sumo placer y regresaré a la nada
de la que provine…

Mi amor se lo dejo a todos, mi odio al olvido, mi historia a mis nietos y mi vida a ti, mi cielo.

NOTICIA DE ÚLTIMA HORA
El cuerpo sin vida de una anciana es encontrado en la habitación de un tercer piso, al parecer cortó sus venas con una daga y se recostó en una bañera de agua tibia para esperar la muerte, con una copa de vino entre sus dedos. Sus hijos explican que su madre estaba deprimida por la muerte de su esposo, pero que no creían que fuera capaz de cometer suicidio, la policía sigue investigando en búsqueda de alguna pista que pueda conectar el hecho con otros casos atribuidos a los maleantes de la zona…..


“Mi amor se lo dejo a todos, mi odio al olvido, mi historia a mis nietos y mi vida ti, mi cielo.”

Éxtasis en el atardecer





¡Aquí va! otro atardecer. El sol vestido de un brillante tono naranja parece rasgar con una pasión desmedida las nubes esponjosas. Colores cálidos y mágicos dejan entre ver la sombra de una silueta a contraluz, es tan sutil y veloz que nadie se detiene a observar, pero sé que eres tú.



Tocado por los rayos ultravioleta apenas si logro diferenciar tus extremidades a causa de la fuerte luz que me enceguece; ¿bailas? ¿Acaso te atreves a bailar frente a aquel astro diurno mientras yo resisto las punzadas que quieren obligar a mis ojos a perderte de vista? ¿Cómo encuentras el valor para envenenarme con tus movimientos cuando mis ojos arden en el miedo de dejarte ir? ¿No entiendes que mis petrificados ojos se rehúsan a parpadear por el temor a que desaparezcas? Y sigues ahí, flotando entre las ráfagas de aire, alabas el último suspiro del sol, estás presenciando la víspera de su muerte, saboreas la centellante agonía del día.


No he respirado para no perder ni un solo detalle, los músculos de mis piernas están tan tensos que falta poco para que mis pies echen raíces en el suelo, ahora me encuentro congelada en el tiempo en el mismo estado catatónico en el que podría encontrarse el árbol más viejo y grande del mundo; mis manos bien podrían haberse transformado en ramas rígidas por las que el viento se desliza e intenta pronunciar silenciosos silbidos; mi sangre se pudo haberse transformado en dulce savia que recorre los intrincados rincones de mi inmóvil y duro cuerpo, incluso mi corazón pudo haberse detenido en ese mismo momento y no habría notado la diferencia. El mundo se me hace ajeno, mis manos son extensiones de un cuerpo inerte, la vida misma se siente lejana, soy más tuya que mía.
     
     —Ajena... —


Y sigo ahí, no puedo dejar de ver cada uno de tus movimientos, busco la inagotable armonía en el suave desplazamiento de tus hombros, lo tensos que llego a imaginar tus músculos cuando giras en el aire. Te detienes y tu figura se inmoviliza en la ajena lejanía ¿me estás mirando? ¿Tan cruda es la luz que no puedo saber si estás frente o de espaldas a mí? Y sigues ahí, intocable como de costumbre, evanescente tal y como cada tarde, irreconocible como sólo yo te puedo admirar.


¡Maldita condición humana! Mis párpados han perdido la batalla y finalmente se cierran, desapareces. Tu imagen aún está bailando en mi mente, formas parte del mismo calor del sol, te mueves como si fueras un estallido más en ese brillante atardecer… Eres el ser que me aterrará en mis más dulces y desgarradoras pesadillas, eres quien atormentará mis más profundos sueños, eres el monstruo que me sostendrá entre sus brazos en el momento de mi muerte, el espejismo más real que he visto.


Un golpecito en la espalda y un violento despertar, mis ojos siguen destellados y los manchones verdes, amarillos y naranjas evitan que mi mente le dé forma al mundo; tardo más de lo normal en descifrar su rostro, su gesto amigable, su voz, su cabello, su sonrisa, su postura; hago un recuentro rápido, pero mi mente se rehúsa a responder… ¡oh! allí está, la hallé por fin, enredada en mis recuerdos. Las fuertes pulsaciones que retumban en mi cuello y bajo mis oídos ahogan un débil

     –Hola—


Su rostro se retuerce, su gesto se endurece, su sonrisa se desvanece algo más despacio que mi reciente alucinación, sus ojos se llenan de inquietud y abren espacio a una pregunta de la que, estoy segura, no podré deshacerme sin generar otras dudas, aunque ignoro lo que está a punto de decir.

    — ¿Estás llorando?—


Debo admitir que no estaba enterada de ello, la humedad de mis frías mejillas y lo doloroso que resultaba desenterrar mis uñas de la carne dormida de mis manos no habían tenido sentido hasta que mi maltrecha mente había terminado de decodificar esos fonemas. Mis manos buscaron mi rostro para dar con el lugar de la comprobación y a favor de la ciencia era necesario “sentir para creer”

    —No me creerás, pero no me había dado cuenta—


Aturdida como estaba se me antojaba imposible sostener una mentira; las lágrimas siempre se relacionan con dos extremos que he despreciado toda mi vida: la tristeza profunda y la emoción absoluta, ahora mismo, lo único que es claro es que no se trata de ninguna de las dos. Su voz sonaba maternal
     
   —Pues pareciera que estás en alguna clase de shock. Hace mucho que estas parada sin    moverte mirando yo no sé qué ¿Estás bien? ¿Pasó algo?—


Sí, pasó mucho, estaba embelesada con un alucinante bailarín. Él se atrevió a desafiar las leyes de la gravedad, un fantasma tan visible para mí como invisible para los demás, un espectro con más corporalidad que su fanática espectadora. Ocurrió que estaba en ese lugar para mí, bailaba sin música porque cada uno de sus rítmicos movimientos eran la canción 
muda más bella que nunca nadie pudo ver… ¿qué si ocurrió algo? me pregunta
   
  —No—


Aparece un silencio frágil que por lo poco diplomático de mi respuesta estoy en la obligación de romper
    
    –Sólo admiraba este… atardecer—


No encontraba un adjetivo lo suficientemente descriptivo para hablar de mi estupefacción, así que preferí omitirlo; sus ojos se desviaron y se apartaron de mi rostro para ver aquella casi muerta puesta de sol, sus labios se tensaron en una media sonrisa y sin mirarme dijo
  
   —Todos los días hay atardeceres, pero jamás me he enamorado de ninguno—


La nostalgia y la sorpresa corren por mi torrente sanguíneo en una extraña competencia hormonal, la ganadora  se apoderará de mis pensamientos y de mi reacción… no siento esa sensación de adormecimiento que me tenía presa unos momentos atrás, ahora soy más consciente de la existencia de la chica frente a mí, más de lo que pude haberlo estado antes, ganó la sorpresa ¿Habrá visto el motivo de mi pasmo? ¿No era sólo un espejismo inventado por mí perturbada cabeza? ¿Sabrá acaso a lo que se refiere cuando habla de…

    —…enamorarse de un atardecer?


Pregunté con toda la tranquilidad, inocencia y normalidad de la que era capaz de fingir, ahora sólo hay silencio y un blanco profundo en mis pensamientos interrumpidos por el deseo irrefrenable de escuchar la respuesta. Gira y me mira por un corto momento.
Sobre nosotras las nubes se condensan, poco a poco dejan de resistir su propio peso, la primera gota líquida comienza su descenso, corta el frío aire, atraviesa la gruesa capa de contaminación y gana velocidad, ¿lluvia ácida? Pierde su frágil forma y adopta una que se asemeja más a un glóbulo rojo plancheto que a la lágrima que sin razón aparente siempre dibujamos desde pequeños. Está cada vez más cerca del suelo, pero se estrella contra la piel de aquella delicada figura que estaba a punto de responderme.
     
—¡Va a llover!—chilla—me tengo que ir—


Al parecer olvidó por completo nuestra conversación o ¿lo hizo a propósito? Ya no podía hacer nada, con un rápido movimiento se inclinó para darme un suave choque de mejillas y emitir un inútil y sin sentido sonido de beso.

    —Chao, nos vemos—


Y ahora se escabulle entre todo el gentío al que llamamos mundo. Y sigo ahí, mojándome, no importaba ya, mi cabello se enmaraña con el caer del agua ¿en qué momento el deslumbrante sol dio paso a la lluvia? Había sido tan rápido que me tomó por sorpresa, ¿dónde puedo resguardarme? Debo caminar para hallar un lugar seco.
Todos corren a buscar refugio y supongo que por reacción automática debo hacerlo yo también. Los muros que pueden ofrecer algo de amparo están ahora cubiertos de una heterogénea y casi compacta capa humana, por más que intentara abrirme espacio lo único que conseguiría sería una mala mirada y tal vez un poco amistoso empujón… ¿por qué estoy buscando protegerme?¿le tengo miedo al agua?¿será que me derretiré si permanezco mojada?... uno, dos, tres, detengo mis pasos en seco mientras las personas cruzan a mi lado con algo sobre sus cabezas, sus miradas concentradas en el suelo y raudos como si los persiguiera el diablo.


Cuatro, cinco, seis, mis pasos se vuelven pesados y empiezo a disfrutar de la lluvia, siete, ocho, nueve, las gotas caen en mi rostro, diez, once, doce, trece, catorce, quin…. Se hiela la sangre, se petrifica la mente, se dilatan las pupilas… nuevamente esa imagen se me cruza frente a mis ojos,  allí está aquel dulce bailarín, bajando despacio como un antiguo dios griego que desciende del Olimpo; frenas en el aire y sin previo aviso caes imitando un misil lanzado desde un bombardero con tanta violencia que mi reacción es correr hacia dónde vas a colisionar con el suelo, te pierdes tras los edificios y mis torpes pasos continúan corriendo sobre el húmedo cemento; cruzo la calle, parece que casi deseo escuchar el sonido de tu inminente estrellón, pero por el contrario escucho un penetrante pitido que me obliga a mirar en dirección contraria, un carro viene a toda velocidad y veo dos brillantes bombillos acercarse a mí, el corazón se detiene.


Una presión inesperada en mi estómago y un fuerte jalón me hacen retroceder, tropiezo, no puedo mantener el equilibrio y caigo sobre un cuerpo desconocido. El hecho de que me cueste respirar es el resultado de sumar el miedo más el golpe contra mi amortiguador, mi corazón regresa a la vida con tan estruendo que puedo asegurar que mi pecho se va a quebrar. Aún aturdida intento recoger el desorden en el que quedó mi cabeza después de lo que acababa de ocurrir, mis pensamientos se cayeron como los libros de un escaparate luego de un terremoto… un estruendo, dos luces, un golpe, otra persona… Me incorporo lo más rápido que puedo para ayudar a mi salvador que debe yacer en el piso como yo, pero mucho más amoratado. Un gemido

    —Discúlpeme, lo siento ¿está bien? ¿Le pasó algo?—


Mi voz es ronca, extraña, además de apurada y aquel hombre está mirando hacia el suelo, evitando mi mirada, tal vez.


     —No, no pasó nada, estoy bien—


La sangre sube rápidamente a mi rostro, pero desciende con la misma velocidad al ver la expresión de dolor que apareció en su cara con el primer intento de levantarse del suelo, había caído sobre su costado derecho y ahora lo presionaba con su mano como si así pudiera contener el dolor. Extiendo mi mano mojada para ofrecerle apoyo, pero ignora por completo el hecho y se apoya en su brazo libre ¡hombres! ¿Por qué no aceptan tan sencillo gesto de agradecimiento? Yo intento incorporarme un poco más rápido que él para ofrecerle algo de apoyo en caso de que cambie de opinión, no lo hace.  ¡Qué escena más vergonzosa! Estamos bajo la lluvia, en medio del andén, empapados hasta la médula y en un extraño ritual en el que yo pareciera una tonta que intenta ayudar a un hombre sin tocarlo, como si sin contacto pudiera levantarlo y con un absurdo parecido a una mamá que casi crea una barrera de protección con sus brazos para que su pequeño de sus primeros pasos sin salirse del límite que ella considera seguro.

    —La próxima vez que tenga afán, procure llegar viva, ¿sí?—


Me daba igual lo que dijera, aunque le estoy agradecida por salvar mi vida, así suene a película de superhéroes. El evento había interrumpido mi persecución y ahora no me quedaba más que una terrible vergüenza.


     —Creo que lo tendré en cuenta—sonreí a medias.


No valía la pena correr ahora, no podía dejarlo ahí, pero mi milagro personal talvez estaba muy cerca… Ahora sólo puedo esperar a que pueda verlo en otro atardecer...

[Continuará… すつく]

La negación de un vampiro



Aaaghh¡¡ ¿en qué momento me convertí en un monstruo?


Mis manos son frías como el hielo,
Mi cuerpo es duro como el diamante,
Mi rostro esta endurecido como una roca
No siento nada distinto a esta sed…
¡La noche, dulce compañera! ¡Ja! ¡Tontos humanos!
Caminan solos por la calle, en su rutinaria vida
Y yo desde esta altura puedo verlos tan miserables como son
Desde aquí son ínfimos, desde aquí son solo comida…

Se creen superiores a todo lo posible, ven en lo que los rodea sólo materia,
Asqueroso el momento en el que se autoproclamaron dueños de la tierra,
La perdición llegó al planeta con su existencia, despreciables egocéntricos.
La vanidad los consume como si fuera cierto su poder mientras que son sólo cucarachas.
Son tan egoístas como yo, pero su olor cautiva mis sensaciones, son deseables...
¡No! ¿Qué me pasa? Tienen vida y sus corazones palpitan,
Es esperanza lo que corre por sus venas… sus venas, sangre
Escarlata, tibia, torrencial, fresca… ¡No! No más, no puedo pensar en eso

No quiero ser un asesino, no puedo serlo, me rebajaría a su propio nivel, tan solo al probarlos
¡Ja! ¡Un vampiro vegetariano! Mas irónico y estúpido no podría ser.
No aguanto más, no puedo resistir esta sed
Incluso a esta altura siento su olor, el olor de la sangre
Es casi narcótico para mí. Maldito ser en el que me he convertido
No estoy vivo, no estoy muerto, no soy animal ni humano, no soy nada
Y a la vez existo para hacer matar, ellos no están diseñados para esto y aún así lo hacen todo el tiempo, matan la vida, matan su naturaleza y niegan su debilidad... ¿lo merecen?. Ya no importa...No soy tan fuerte para negar la mía…






Y esa noche murió uno más…

Realidad o falso delirio


¿La realidad?¿Quién sabe qué es?
En el momento en el que el sol se ocultaba con un bello color rojo, de matices cálidos y el sólido negro de la noche se apoderaba de una ciudad gris y fría. Suspiré profundo sintiendo como el fuego de mi interior se apagaba, al mismo tiempo que tu voz desaparecía y renacía...sin intentarlo, una cascada de jóvenes pensamientos recorrió mi mente, sin pensar en nada más, echada en el suelo viendome derrotada por los caprichos de un incoherente sistema, abrí los ojos e imaginé que volaba, imaginé que podía traspazar el pasaje de los sentidos, que más allá existía el firmamento, soñé transportándome fuera del planeta, sentía que me encogía, veía que el universo era más que todo lo dicho entre filósofos y pensadores, inventé más de lo posible, rompí las barreras del silencio, viajé más rápido que la luz...floté más allá....
Cuando empezaba a convencerme de la realidad de mi ficción un estruendoso ruido acompañado de una oscura sombra perturbó toda posibilidad de continuar navegando en ese mar de sensaciones inexploradas que yo misma había creado.....¿la realidad?¿Quien sabe que es? Para mi es solo cuestión de imaginar....

Cuando sus fríos labios tocan tu cuello


[Esto lo escribí el año pasado 2008 cuando mi afición por el vampirismo comenzó con la ahora tan famosa saga de Crepúsculo ^.^ hace bastante que no lo veía]
La luna ha sido testigo de muchas noches clandestinas, de complots y asesinatos, de romances y engaños; en el misterio de la noche muchas cosas suceden y bajo su manto tenebroso, escalofriante y terrorífico las leyendas vuelven a ser reales, la magia corre con plena libertad, la fantasía no encuentra límites, los muertos vuelven a vivir y lo que alguna vez fue vuelve a ser.
Los temores y pesadillas se convierten en parte de la realidad. El corazón te late con frenesí, corres entre callejones desconocidos, la velocidad de tus pies solo es fruto de la histeria, la adrenalina y el terror, miras por encima de tu hombro de vez en vez para ver a tu perseguidor, tropiezas con tus propios pies, caes y sin saber en qué momento lo tienes frente a ti, las puertas del infierno se abren ante tus ojos. Una figura perfecta, fría y blanca con la belleza de un ángel como esculpido de la misma manera que el David de Miguel Ángel, de profundos ojos negros pone su rostro lentamente frente a ti, tus ojos nublados por las lágrimas que brotan sin control apenas distinguen los rasgos perfectos de tu verdugo; no eres consciente de que estas sin respiración y tampoco estas suficientemente cuerdo para notar el paso del tiempo, puede que se halla congelado o puede haber transcurrido un pequeño lapso. Ya no importa lo que pudiste haber hecho o lo que no, si te arrepientes o no… tu mente queda en blanco y tus músculos se congelan cuando escuchas la voz más dulce que hayas oído, pero ansiosa al mismo tiempo cerca de tu oído pronunciando suavemente –¿Crees que es injusto?¿Me tienes miedo? Tú sabes que va a ocurrir aquí ¿verdad? ¿Quieres que este acabe rápido? Deseo concedido…– cierras los ojos y te desvaneces bajo sus labios mortecinos…

Mucho se ha escrito sobre la existencia de los vampiros, los debates han atravesado muchas disciplinas entre las que se encuentran medicina, psicología e historia. Al comienzo de la existencia humana los mitos no eran precisamente frutos de la imaginación, era la realidad presentada en toda su expresión, no había duda alguna de que todos los dioses, semidioses y divinidades existían de verdad. Especialmente en la edad media es donde notamos la presencia del vampirismo, la bien conocida Santa Inquisición o periodo del oscurantismo donde se inicio la persecución de brujas, de vampiros y otros seres que fueron marcados por la Iglesia como “engendros infernales”.

Personalmente creo que todo tipo de extrañas criaturas, que actualmente forman parte de nuestras películas y libros, existieron. Pudieron existir seres mágicos como las sirenas, los gnomos, las hadas, los unicornios, los hipogrifos, los hombres lobos y también los vampiros. La iglesia siempre ha deformado la visión de sus feligreses para diferentes propósitos y varios comportamientos fueron causados por estas manipulaciones. Las personas del Medioevo iniciaron una fanática persecución en contra de aquellos “seres malignos” arrasando todo aquello que se cruzara por su camino. ¿Y si este es el motivo de la completa desaparición de los híbridos? Y ¿ si fue causada por esa época de sangre y oscuridad?¿este periodo fue el comienzo o el final la poca magia existente en la tierra?¿podría ser posible que no se haya exterminado todo ser sobre la tierra y que aun existan entre nosotros?