jueves, 17 de junio de 2010

Obsesión en HQ

No soporto esta amarga ansiedad, no resisto no verte, se me hace inconcebible no poder escribirte y te extraño cada minuto de mi día.


Apenas me levanto e incluso antes de ser consciente de mi rutina diaria, prendo el computador con una única esperanza: que tu avatar señale que estás conectado. Ver esa fotografía que tienes en tu display me hace suspirar cuando aparece en forma de popup; rara vez cambias tu nombre y tu imagen para mostrar, por alguna extraña razón se me encoje el estómago al verlo aparecer en la esquina de mi pantalla, tal cual lo conozco: siento que me pertenece.


Ahora tengo la costumbre de escuchar lo que tú también escuchas, las canciones que descargas y reproduces en Ares son mi silenciosa conexión. Es una manera obsesiva de acercarme a ti sin que lo notes. No alcanzo a describir cuanto adoro el silencio público y mis desentonados gritos privados que en tu nombre doy, sin que te enteres.


No recuerdo cuándo fue la última vez que me llamaste, pero cada vez que mi playlist pone la canción que utilizo de ringtone para tu número —la que elegí cuidadosamente entre mis canciones favoritas— todas mis alarmas internas se encienden y prácticamente salto de mi silla en busca de mi celular. No tardo en notar que no eres tú y me quedo paralizada imaginándote en el hipotético escenario que devela la voz de este delirante vocalista.

Lo que sí recuerdo son las maravillosas horas que pasamos sonriendo como tontos. ¡Tú y tus desquiciados mensajes! Mis labios se tensaban a medias al solo sentir una pequeña vibración en mi bolsillo; casi podía contar los segundos que tardabas en responderme… mis dedos se volvieron más ágiles y aunque tu tecleas cada una de las letras y yo prefiero el predictor de texto siempre usamos esas abreviaturas que solo tienen sentido para los dos.

Puedo jurar que 405 de las 468 visitas que tiene el cover que montaste en youtube de tu canción favorita y que cantamos juntos esa noche de abril son gracias a mi adicción a escuchar tu voz diciendo “y en la oscura habitación necesito oír tu voz” como si me estuvieras gastando alguna clase de broma, como si cantaras para mí lo que yo deseo con todas mis ganas cantarte a ti.

Tu perfil en facebook lo evito al máximo, no quiero caer por esa delatora aplicación de “tus fans”, pero la tentación de seguir cada uno de tus cambios de “¿qué estás pensando?”  Se me ha convertido en una tarea de todos los días: ya sé cuál es la última canción que escuchaste, la película que más te gustó, lo triste que te sentías el mes pasado, el país al que quieres ir a estudiar…  y podría recitar de memoria el pequeño poema que hiciste con 3 líneas para nadie en especial –si tan solo fuera yo ese “nadie especial”—.

Daría lo que fuera porque tuvieras un blog, más allá de las superficialidades del mundo, sabría lo que guarda tu cerebro y debo admitir que entre más perturbadoras y extrañas fueran tus entradas más me perdería entre tus misterios.


Pero sigo aquí: dos clicks sobre tu foto abrió esta pequeña ventana en blanco y mis manos inmóviles sobre el teclado dudan en saludar; yo puedo apenas soportar mi fanatismo, estoy segura de que tú no. Me he hundido en mi almohada más de una noche recordando tus bromas bañadas en emoticones y con lo poco que me queda de cordura, después de este último año, reprimo el deseo de susurrar tu nombre y digitar mentalmente (L).


... Y me convierto en un fantasma 
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sábado, 8 de mayo de 2010

Agonizante corazón

Se murió…
Entre mis brazos se murió.
Mis ojos aterrados se cerraron y el líquido salado que de ellos brotó quemó sus heridas abiertas.

Lo maté…

Besarlo mientras su agonía se derretía entre mis dedos fue un último intento de despedirlo.

Lágrimas de auto~compasión.

Su sangre y mi saliva forman parte de un río, el del futuro olvido.
Su carne caliente emitía su último suspiro débil.

Te suelto delicadamente sobre el pasto y ahora robo parte del calor de tu cuerpo muerto…
Me abrigo en tu inerte abrazo…
Mi mejilla sobre tu pecho y mis pulmones respirando lo que queda de tu vivo aroma.
Nos veremos en la otra vida***

Ahora
¡Cumple tu promesa!
Porque fuiste tú quien juró amor eterno…

martes, 27 de abril de 2010

Lamento de un indeseable deseo


De todas las personas en el mundo que se me podían enquistar en mis sueños, justo tuviste que ser tú.

Un fantasma que cobra vida con apenas abrir mis ojos y que se desvanece al posar mi cabeza sobre la almohada.

Figura de un pasado insospechado y de un presente lleno de sospechas. Despiadado inconsciente, reafirma lo que mi boca niega.

Ya mi mente se encarga de recrearte y tus labios temblorosos rozan los míos en un suave delirio morféico.

Desperté con la sensación de que era cierto, tú lo eres, estás en mi vida atravesado como una espina en mi garganta.

Eres real, mi fantasma personal; tú eres una buena pasada que me jugó el destino y ahora mis alucinaciones me torturan como si fueras una de las malas.

Solo fue un sueño, un deseo que no quiero desear… un suspiro en la noche lleno de sudor y sal.

¿Te volveré a soñar?
 Solo espero que esta vez no te veas implicado en mis retorcidas e incoherentes perturbaciones.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

...Para un caballero nocturno

El frío océano de la noche no se apiada ni siquiera del ser más miserable de la tierra.


El recalcitrante sonido de la injustica penetra hasta la más pequeña de las células 
y los dedos que han escrito con sangre su propia historia se quiebran como un débil cristal.


Oscuridad, hielo y muerte vuestras fieles compañeras de camino; 
lastiman, hieren, pero os harán fuerte con el paso de del tiempo.


Caminante nocturno, guerrero anónimo, valiente caballero se os ha encomendado la más cruel de las misiones: 
sonreírle a la inclemencia y besar con pasión desmedida el dolor.


Vuestras lágrimas purificarán un mundo podrido 
y tu historia hará que el suelo que pisas se llene de gloria.


Habrás de cumplirlo a cabalidad con fuerza de diamante y el corazón de hojalata, pues has de resistir cualquier batalla y has de ceder por amor.


Qué los vientos os guíen y el honor os escude

jueves, 12 de noviembre de 2009

Heridas De Cristal

La nubes pesan en el cielo, está tan escuro que mis ojos se esfuerzan por conseguir algo de luz. Es engañoso el clima que me sonrió en la mañana con un brillante sol y ahora me intimida con tanta oscuridad y frío.


Mis manos están heladas y siento el viento cortando los pequeños vestigios de mi poca piel desnuda.


Miro el reloj, ya casi es la hora de verlo, mi estómago se encoge en el interior de mi cuerpo y continúo caminando imaginándolo ahí, esperándome.


A lo lejos lo veo y acelero mis pasos para alcanzarle. Sonriente y distraído, infantil y varonil, un hombre con complejo de Peter Pan está sentado bajo es olvidado árbol asfixiado por la ciudad. Mi sonrisa se convierte en un movimiento involuntario cuando levanta su mirada y la clava en mí.


Se levanta y mis manos ya no están a punto de quebrase a causa de la hipotermia. Cruzo la calle sin perderlo de vista, pero al estar a sólo un metro de él veo cómo la tristeza se arrastra hacía su rostro que se obliga a sí mismo a mantener un ficticio manto de normalidad.


Sus miedos tocan mi corazón, mi sonrisa se marcha para dar paso a una mueca de dolor. Él sigue ahí, inmóvil sonriente y con lagrimas de dolor conteniéndose en la comisura de sus ojos.


Sus pupilas reciben un universo que se desmorona frente a él, a mi alrededor, su mundo se pierde en la ansiedad y el vértigo; yo sigo tan inmóvil como él descifrando sus pensamientos.


Su voz se quiebra con apenas un pequeño saludo…acabo de notar que no sólo es la suya la que se rehúsa a ser continua.


Tengo miedo, no puedo tocarlo y arremete con toda su furia la duda y la impotencia… no quiero preguntar, no sé de qué se trata y sé que no me lo dirá ¿para qué obligarlo a algo que le causa dolor?¿Acaso no lo hiero todavía más?...


Pero ahora sus pesadillas serán las mías.


Tengo miedo de que tenga miedo… me lo imagino en el ojo del torbellino esperando a que el viento arrastre toda su agonía y a él con ella. Con la inseguridad como estandarte y la duda por himno mi brazo se mueve muy despacio y mis dedos tocan ligeramente los suyos, no tengo la suficiente fuerza para consolarlo cuando siento que necesito su consuelo.


Ese Peter Pan cierra los ojos y me abraza como si jamás pudiera hacerlo de nuevo, caigo de rodillas y él evita mi caída, pero cae conmigo. Mis rodillas se estrellan con el suelo y pareciera que pudieran quebrarse, aunque nada se compara con lo que siento por su miedo.
Mi cabeza es ahora un campo de batalla y las ideas se aglutinan en mi cerebro formando el más grande de los alborotos.


Entre todas las voces surgió una que acalló a las demás “Corta, hiere, te lastima”… Mi dolor ya no era sólo sentimental a causa del suyo, ahora sentía líneas frías rozando mi piel, la presión que aquel Peter Pan personal ejercía en nuestro abrazo intensificaba la profundidad de las cortadas.


Su rostro rozó mi mejilla y sentí como mi carne era desgarrada por algún extraño filo de navaja.


Me destrozó.


Ahora yo estaba sangrando, mis mejillas se convirtieron en fuentes de un cálido líquido escarlata, mis brazos comenzaron a humedecer mi chaqueta completamente rasgada y mi vientre parecía estar haciendo lo mismo que mi rostro…


Me miró con ojos de disculpa y con sus manos convertidas en puntiagudos diamantes tomó mi rostro y me besó…sus labios cortaron los míos, sentí el sabor a óxido cuando terminó el doloroso contacto… parpadeé una sola vez y él estaba allí… cubierto por una extraña capa tridimensional de cristales filudos, los causantes de mis heridas.


La piel de su rostro parecía tan limpia como de costumbre, pero yo notaba pedazos de alguna clase casi invisible de gema saliendo de su frente, de su cara, de sus labios, de su cuello, de sus brazos, de sus manos, de su piel, de su alma…


Sus lágrimas ya no seguían la ruta de la curvatura de sus pómulos, ahora era más difícil atravesar todas esas cortantes montañas y se desviaban de manera irregular.


—Deberías tener miedo— dice la voz de mi cabeza robándose la entonación del hombre que tengo tan cerca. Solté una carcajada mental en respuesta a esa expresión ¡¿Acaso no notas lo aterrada que estoy?!


La imagen comenzó a ser borrosa, se distorsionó, parpadeé una sola vez y el agua brotó dejando un húmedo rastro de sal que ardía en mis heridas.


****************


¿Qué había sucedido? Todo había cambiado de repente… yo seguía al otro lado de la acera (dejavú), aún no había cruzado… enterrada en el suelo como una estatua (recuerdo) mirándolo y era él quien al verme estática cruzó el mar de carros.


¿Por qué estás ahí parada como piedra?¿Te petrificó alguna Medusa? O ¿Qué?— 


Me preguntó con aire despreocupado mi pequeño Peter Pan cuando logró alcanzarme; lo miré fijamente, pero no había rastro de tristeza… ahora fue a él quien se le desvaneció la sonrisa (cambio de papeles) pasé mis manos por mi cara esperando encontrar profundas heridas y el líquido vital y escandaloso del que estoy llena, miré mis dedos y una gota de lluvia impactó contra el rastro de líquido cristalino…no escarlata.


Él me vio algo confundido y se acercó demasiado a mí como si intentara ver algo muy pequeño en mí, concentró su mirada jugetona en mi mejilla y lamió mi otra lágrima.


–No tengo ni la más remota idea de por qué provino esa lágrima, pero ahora me bebí lo que quedaba de tu angustia y ahora será mía, la compartiremos aunque no me quieras decir por qué sufres—


(Dejavú + recuerdo + cambio de papeles) Quedé estupefacta 
“Ahora tus pesadillas serán las mías”
Repetí en mi fuero interno. No pude más que sonreírle.


Esta vez fue él quien dudó y tomó mi mano como si fuéramos dos pequeños niños que van a algún lugar especial que será recordado por ambos el resto de la vida.
No tendré el valor suficiente de sanar tus heridas con mis propias manos, pero te ofrecería mi sangre si eso te ayudara en algo. Lavaría tus cristales con mi sangre para encontrar la manera de fundirme contigo…


Vi tu alma, me heriste la piel, sentí tu dolor el que  intentas ocultar.
Por ahora sigue mintiéndome mi dulce Peter Pan, sigue sonriendo porque yo lloraré por los dos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

HOJA A LA DERIVA






Otra mañana pequeña y
sin luz… mis párpados cerrados
 y mi consciencia inmóvil.

Ya había amanecido y
parecía que el mundo
 se llenaba de luz, no
 era esa la manera en la
 que acostumbraba a recibirme.
Mi cabeza daba vueltas
 hasta que lo recordé…

No es verdad que
pequeños seres voladores
 invadan el centro del
organismo;  por casualidad
intentaba distraerme y lo
único que conseguía  era
notar que las ‘mariposas’
se convertían en un amplio y
profundo agujero negro.

Un extraño espacio
lleno de ansiedad
vació cualquier posibilidad de
imaginación. No se me
estaba permitido abrir
paso a ninguna imagen,
si lo hacía era probable que
mi cobardía tomara posesión
de un cuerpo sin forma;
Uno que se comprimió
hasta su desaparición, uno
que perdió el marcador
 regular de su respiración,
uno que olvido que el
brillo no provenía de él.

Perdona estos garabatos,
pero conoces mi torpeza
y sin duda yo también
probé la tuya…
Caminar era una tarea
en la que puse toda mi
concentración, uno tras
otro nuestros pasos dejaban
atrás un rastro que jamás existió.
Tus ojos eran mi juicio,
por eso los míos se
perdían en el superficial,
pero no menos inspirador,
polvo del asfalto…

Control, control, sabía
que lo necesitaba ¡desquiciado
el momento en que esa
noción se perdió!

Las palabras se amotinaron
en mi contra y se engaban
a tener sentido o color….
¿Color? Verde, verde era lo
único que veía, no era
necesario más para ubicar
mi tiempo y el espacio.


Concentrarse en nuestras
temblorosas y tímidas
manos no ayudaba en
nada a mi desgastada
gravedad…
Hojas sobre el suelo,
hojas sobre nuestras cabezas,
hojas arriba, hojas abajo…
¿A caso podría tener algún
significado?

Aquello que cae permanece
en el suelo, pero
yo apenas había soltado
ese grueso lazo que me unía
a las ramas de mi árbol y ahora
me encontraba flotando a
merced del viento.


Una cerca, un espacio
destinado al sinsentido,
el mundo se encogía y
quedó reducido a ese prado.

Silencio, un silencio que
no era como los otros,
aquel silencio no era
inerte, un silencio que
se negaba a ser lo que
era, un silencio que
olvidó su función, ese
silencio que estremeció
hasta aquello que ignoraba
que lo hacía.

El calor de tus brazos
sobre la fragilidad de mis
sensaciones hacía que nada
más importara ¡cierra los
ojos, perturbada consciencia!

Era difícil que los
temblores me guiaran:
·         Posibilidad de
auto control   =0%
·         Cabida de respiración
regular           =0%
·         Sentido lógico de este
promedio        =0%
fundirse en el momento
que compartíamos fue
lo único ‘racional’ que
pude oír. ¿Oír? ¿A quién
oí? ¿Qué fue lo que
escuché? ¿Otro producto de
mi mente alucinada? No,
eso no era racional en
absoluto… y ¿qué importaba
si lo era o no?

Años de evolución
fue el costo de la
razón y por un único
motivo anulé la capacidad
de pensar: tu difícil respiración
sobre mi cuello
o ¿era la mía la que se me
hacía imposible?

Mis venas a punto de
estallar, la exagerada
corriente de sangre en
mis delatoras mejillas
y tus labios sobre los
míos impidiendo cualquier
objeción.

No es verdad que se
llega al cielo, no es cierto
que tocas las estrellas…
A cambio sentía el tripe
de la fuerza que sufrió
la manzana de Newton,
mis pies quedaron atorados
justo ahí, no había ninguna
diferencia entre nosotros
y la tierra…


Me rendí, perdí cualquier
conexión con el tiempo, dejé
de respirar, parecía una
niña fascinada por su
primer descubrimiento.

El sol ardía sobre
mis piernas, pero olvidaba
sentir y lo olvidé por
completo. Caí como la
pequeña hoja del árbol
y ahora estaba tendida sobre
el suelo sin querer mover
un solo músculo.


Pero mi complejo de
hoja hacía que me
meciera y era todo lo que
quería: Mecerme hasta
extasiarme en paz.

Adicción, lo que resta
es adicción, una hoja
que pierde su pigmento
verde para dejar salir
los tonos rojos y naranjas
que bien sabes distinguir.



Han pasado varios días desde aquella mañana y todavía me cuesta creerlo…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El final de la existencia


Suspiro y miro mis manos húmedas
¿Es concebible una lágrima sin razón?
Levanto mis ojos y ahí está ese cuerpo desnudo
Y frágil frente a un espejo invisible.

Aquella figura está separada de su propio cuerpo,
está arrugado por el paso de los años,
está manchado por las inclemencias del clima,
está descolorido por el transcurrir el tiempo.

Aquella figura es ajena a la corporalidad misma,
a la locura misma, a la soledad misma
a la vida destinada a las heridas.

Marcas naturales han causado cambios irreparables
y la vejez de su carne apenas se compara con lo
ajado de esa coraza física de piel que carga sobre sí
todo un pasado, de la misma forma en el que está
escrito el antiguo codex gigas.

Mis ojos ven un cuerpo sin rostro, un marco roido por la
Crueldad de la vida, ¡ha sido tan corto el lapso y tan profunda la mutación!
Heridas que muestran lo monstruoso del ambiente,
Lo particular de un estilo de vida, lo delicada y lo roto de la sensibilidad
Que a través de los años la ha hecho más fuerte.

La belleza se ha ido, aunque soy consciente de que nunca la he tenido,
el vigor de mis huesos se lo consumió por completo mi historia
y el dolor de un ataque general de debilidades han calado mi alma.

He envejecido y mi vida no será escrita con las estrellas en el firmamento,
amé tanto como odié y sonreí el mismo número de veces que lloré.
crié el futuro a mi modo y ahora el futuro se olvidó de mí, no quiero
extender mi existencia “lo hecho, hecho está” y lo que me llevaré a la otra vida
serán mis recuerdos, la paz no está en las nubes al lado de un dios
que toda la vida ignoré, pero ahora sólo espero que haya algo para mí
después de esta vida.

¿Duele morir? Siempre creí que era de cobardes adelantar su propia muerte,
pero no lo creo justo ahora, mi ciclo terminó. Mi despedida fue sutil
y no muchos notaron que sería definitiva, pero he cumplido con mi destino
y el amor de mi vida me está esperando al otro lado del océano desconocido
y perturbador que ha generado tantas leyendas e historias.
me hundiré en el mar de la muerte con sumo placer y regresaré a la nada
de la que provine…

Mi amor se lo dejo a todos, mi odio al olvido, mi historia a mis nietos y mi vida a ti, mi cielo.

NOTICIA DE ÚLTIMA HORA
El cuerpo sin vida de una anciana es encontrado en la habitación de un tercer piso, al parecer cortó sus venas con una daga y se recostó en una bañera de agua tibia para esperar la muerte, con una copa de vino entre sus dedos. Sus hijos explican que su madre estaba deprimida por la muerte de su esposo, pero que no creían que fuera capaz de cometer suicidio, la policía sigue investigando en búsqueda de alguna pista que pueda conectar el hecho con otros casos atribuidos a los maleantes de la zona…..


“Mi amor se lo dejo a todos, mi odio al olvido, mi historia a mis nietos y mi vida ti, mi cielo.”