De todas las personas en el mundo que se me podían enquistar en mis sueños, justo tuviste que ser tú.
Un fantasma que cobra vida con apenas abrir mis ojos y que se desvanece al posar mi cabeza sobre la almohada.
Figura de un pasado insospechado y de un presente lleno de sospechas. Despiadado inconsciente, reafirma lo que mi boca niega.
Ya mi mente se encarga de recrearte y tus labios temblorosos rozan los míos en un suave delirio morféico.
Desperté con la sensación de que era cierto, tú lo eres, estás en mi vida atravesado como una espina en mi garganta.
Eres real, mi fantasma personal; tú eres una buena pasada que me jugó el destino y ahora mis alucinaciones me torturan como si fueras una de las malas.
Solo fue un sueño, un deseo que no quiero desear… un suspiro en la noche lleno de sudor y sal.
¿Te volveré a soñar?
Solo espero que esta vez no te veas implicado en mis retorcidas e incoherentes perturbaciones.
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