Entre mis brazos se murió.
Mis ojos aterrados se cerraron y el líquido salado que de ellos brotó quemó sus heridas abiertas.
Lo maté…
Besarlo mientras su agonía se derretía entre mis dedos fue un último intento de despedirlo.
Lágrimas de auto~compasión.
Su sangre y mi saliva forman parte de un río, el del futuro olvido.
Su carne caliente emitía su último suspiro débil.
Te suelto delicadamente sobre el pasto y ahora robo parte del calor de tu cuerpo muerto…
Me abrigo en tu inerte abrazo…
Mi mejilla sobre tu pecho y mis pulmones respirando lo que queda de tu vivo aroma.
Nos veremos en la otra vida***
Ahora
¡Cumple tu promesa!
Porque fuiste tú quien juró amor eterno…